Los fetiches, objetos y fetichismos, actividades son tantos y tan variados que se hacen innumerables. El fetichismo es una conducta antropológica y comporta una atracción y devoción hacia ciertos objetos materiales exacerbada. Calificando el término podemos hablar de fetichismo religioso que sería una forma de practicar las creencias religiosas, del fetichismo de las mercancías, término propuesto en el siglo XIX por Karl Marx  como uno de los componentes importantes del capitalismo y del fetichismo sexual concepto creado por Sigmund Freud para referirse a un tipo de parafilia.

Una parafilia es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer se encuentra en objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos.

En 1987 la Asociación Estadounidense de Psiquiatría  eliminó el término «perversión» del Manual de Diagnóstico y estadística de los trastornos sexuales y de la terminología psiquiátrica mundial. Desde esa fecha en adelante se denominan «parafilias».

Las consideraciones acerca del comportamiento considerado parafílico dependen de las convenciones sociales imperantes en un momento y lugar determinados. Ciertas prácticas sexuales, como el sexo oral o la masturbación, fueron consideradas parafilias hasta mediados del siglo XX, aunque hoy en día se consideran prácticas naturales y normales, siempre que la actividad sexual de la persona no se límite únicamente a ellas.

En el universo de la sexualidad, la raya que separa lo normal, de lo no normal, es muy difícil de establecer. La diversidad y la variación se imponen porque somos diferentes en nuestros deseos sexuales. Siempre y cuando haya consentimiento mutuo, en la estricta privacidad y  entre adultos legalmente reconocidos como tales, poco importa si lo que practicamos puede parece bien y normal a otros.

Una fantasía sexual es algo en lo que inviertes bastante tiempo mientras tienes sexo o te masturbas. Un fetiche sexual es algo que tiene que estar presente para que alcances la excitación o el orgasmo.